Soy Belén F. Salinger
Mi despertar no fue bonito.
No fue suave ni vino en un retiro.
Aunque mi alma siempre estuvo presente, pasé años viviendo desde el deber, el estrés, lo que se esperaba de mí.
Desconectada de lo que yo realmente era.
No fue hasta tocar fondo —de verdad— que algo se activó.
Como si alguien encendiera un interruptor, y todo lo que estaba dormido empezara a manifestarse:
mi intuición, mi sensibilidad, mi capacidad de conexión profunda.
Y entonces lo vi:
todo lo que había estado buscando… estaba dentro de mí.
Y no me había dado cuenta.
En ese momento tomé una decisión:
quedarme.
Acompañar a otros.
Ayudar a quienes sienten que no pueden más, a volver a sí mismos sin tener que llegar tan lejos como llegué yo.
Mi compromiso es ese:
acompañar procesos reales,
desde el alma,
para que otros puedan conectar con la suya
de forma más compasiva, más consciente, más ligera.
Porque desde aquí
—desde este lugar de verdad—
lo que se mueve,
se transforma de verdad.